“Dos puntas”, la cueca de Osvaldo Rocha y Carlos M. Ocampo, que con su pegadizo “cuando pa’ Chile me voy” anunciará la partida imaginaria del viaje a través de la cordillera andina. Transitamos por pueblos, ríos y quebradas, probablemente desconociendo los motivos que “bautizaron” esos espacios poblados y aquellos accidentes geográficos. Pero seremos modestos.
Solo nos detendremos a explicar el porqué de los nombres que se encuentran en el tradicional zaguán caminero que une Mendoza con el límite cordillerano chileno por la internacional Ruta Nº 7. Un histórico camino de arrieros que hoy sigue vigente. Y decimos “zaguán caminero” a la ruta internacional, contemplando que la cordillera andina es una formación montañosa que atraviesa toda Sudamérica desde el occidente venezolano hasta Tierra del Fuego (más de 8.500 kilómetros de longitud). Solo entre Argentina y Chile hay 26 pasos fronterizos oficiales.
Hoy describiremos solo una parte de uno de los caminos entre los tantos cientos de senderos cordilleranos sudamericanos. He aquí la hoja de ruta con sus toponimias y curiosidades.
Allá vamos:
Arroyo Las Avispas: El arroyo (hoy seco) dio lugar al paraje de Agua de las Avispas, al sur del distrito Cacheuta de Lujan de Cuyo. Zona de puesteros “crianceros”. Su nombre estaría relacionado con la aparición de los comunes insectos en tiempos de primavera y verano.
Cacheuta: “La gente del valle” o “el lugar donde se reúne la gente del valle”. En lengua huarpe: “Uta” – valle / “Che” – gente / “Ka” / “Ca” – otra /otros /la. Para algunos autores el nombre original fue “Cachenta” (no Cacheuta), quien fuera un cacique zonal, por lo que también podríamos inferir que fue el cacique Cachenta o Cacheuta, “el señor de la gente del valle”.
Potrerillos: Originariamente fue un asentamiento huarpe, base de lo que se conoce como la “cultura de Agrelo”. Potrerillos comprendió una de las estancias del pionero colonizador Juan Luis de Guevara. Estaba compuesta de extensos potreros que dieron origen al “Potrerillos” que conocemos y comprendió varias estancias centenarias cuyos nombres han perdurado: Cariño Botao, El Salto, El Plata, San Ignacio, Chacritas y Valle del Sol.
Uspallata: Según la toponimia, Uspallata sería “valle del silencio”. Paro otros, el vocablo viene del quechua: “garganta”.
Las primeras actividades de los conquistadores españoles se registraron en esta zona, y son anteriores aún a la fundación oficial de Mendoza en 1561. Por ese tiempo el jefe indio de la zona era “Conecho”, quien habría sido el primer huarpe que tomó contacto con los españoles. Entre los primeros encomenderos (según Merced Real de 1578 extendida por el Capitán General de Chile) se encuentra a Pedro Moyano Cornejo, compañero de expedición de Pedro del Castillo, fundador de Mendoza.
La fundación de Uspallata podría estar directamente ligada al establecimiento de los jesuitas en el lugar durante 1608, siendo la base del almacenamiento y fundición de minerales extraído de las minas de la zona.
Paramillo: Fue una referencia jesuítica. “Paramillo” es el diminutivo de páramo: lugar llano, desprovisto de vegetación y pedregosos. Desde principios del siglo xvii y hasta mediados del siglo xviii, los jesuitas encararon su primera explotación sistemática de plata y organizaron a los indígenas en los trabajos mineros. Allí construyeron una capilla de piedra en la que durante mucho tiempo existió una alta cruz. Paramillo es una cuesta que obligadamente hay que ascender para luego descender a los valles habitados. En la parte más alta de la cuesta montañosa es donde se construyó una ermita y la tradicional cruz que se encuentra a 3.100 metros sobre el nivel del mar, punto más alto de la ruta 7.
Arroyo Ranchillos: Tras pasar por otros arroyos (Chacay y Seco) se llega a Ranchillos, donde aún perduran vestigios de pircas que corroboran la existencia de asentamientos indígenas. Por ahí se llega a la “Quebrada del Camino”, senda muy angosta y de precipicios profundos que se transitaba solamente en mula. Luego venía una bajada que terminaba en “El Corral de los Guanacos”.
Picheuta: “Pi” -pequeño. Más “che” y “uta”- gente y valle. “El pequeño valle”. En ese lugar existe un histórico puente de piedra construido en tiempo colonial donde la avanzada del Ejército Libertador con Gregorio de Las Heras al frente tuvo un enfrentamiento con los realistas conducidos por el mayor Miguel Marqueli. Un monolito recuerda el hecho histórico.
Las Cortaderas: Era un paso muy peligroso por su hondo precipicio. Presentaba un arroyo “aguas arribas” con una imponente cascada que daba origen a un arroyo, tupido a sus costados del “yuyo” autóctono: “la cortadera”.
Tambillo: Deriva del quechua: “tampu” que significa “posta”. En esa zona se fundó una estancia, “Tambillo”, en 1700 por Andrés de Toro y Mazote.
Polvaredas: El nombre estaría determinado por los fuertes vientos cordilleranos que suelen azotar la zona. Fue el paraje donde hizo base en febrero de 1817 la columna del Ejército Libertador conducida por el general Las Heras.
Al producirse la reconstrucción del ferrocarril trasandino se fundó allí una población el 11 de diciembre de 1943: “Polvaredas”.
Punta de Vacas: A la vera del río Las Vacas, era el paraje obligado de los arrieros en el tránsito a Chile.
Arroyo Cruz de Caña: Al borde del arroyo se habría producido un enterratorio de un arriero. Una referencia con una cruz de caña señalaba la tumba. La referencia se mantuvo durante años. Se desconoce el nombre del difunto y obviamente la cruz desapareció, perdurando solamente el nombre del paraje en reconocimiento al lugar donde fue sepultado el arriero.
Horcones: Situado al oeste de Puente de Inca y en dirección norte hacia el Aconcagua. Su nombre proviene de la “Quebrada de Horcones”. Ésta se va dividiendo en dos brazos para terminar formando una especie de horcón. En dicha quebrada se encuentra la Laguna de Horcones.
Hacia las cumbres:
Penitentes: Por el camino de La Cumbre, atrás del cerro Santa María, se encuentra una elevada quebrada, presentando un cerro de riscos verticales que se asemejan a una catedral a la cual van llegando en procesión monjes capuchinos que dan el nombre al lugar: Los Penitentes.
Aconcagua: Proviene del quechua, “akun”: cumbre elevada; “ka” que en la misma lengua es el adverbio: otra u otra; y “gua”: temor o admiración. O sea: “otra de las cumbres temidas o admiradas”. Los indios cuyanos en general llamaban a la cordillera “akun ka gua”. Los españoles tomaron ese nombre compuesto, quedando Aconcagua, pero solo para referirse al cerro más alto de América.
Las Cuevas: Su nombre proviene de varias cuevas naturales que aún existen. Las más conocidas son la cueva de Aguas Amargas (también Aguas Saladas), la cueva de la quebrada de Navarro y la cueva de Paramillo de Las Cuevas.
Cristo Redentor: Cerca de Las Cuevas se encuentra “el Túnel Internacional Cristo Redentor” que permite a través de sus 3.080 m. de longitud acceder a Chile. Recibe su nombre en honor al monumento “Cristo Redentor”, imagen religiosa edificada a casi 4.000 metros de altura en la frontera con Chile. De siete metros de alto y cuatro toneladas de peso fue realizada por el escultor Mateo Alonso e inaugurado en 1904. Con un pedestal de 6 metros de altura representa una imagen de Jesús Nazareno, con su pie derecho sobre un globo terráqueo y una cruz en su mano izquierda que mira la línea del límite. “Se desplomarán primero estas montañas, antes que argentinos y chilenos rompan la paz jurada a los pies del Cristo Redentor”, es la parte final de la cita que se lee en el monumento, conmemorando el acuerdo de paz alcanzado en aquel tiempo entre ambos países. Final de camino, y como expresa aquella cueca: “Vida triste, vida alegre / esa es la vida de arriero / penitas en el camino y risa al fin del sendero”.
Gentileza del Prof. Gustavo Capone