El Día de la Cultura Africana y de los Afrodescendientes se conmemora cada 24 de enero con el objetivo de rememorar a las culturas africanas y a sus descendientes que han influenciado en todo el mundo, especialmente en el continente americano.
Otras de las acciones que visibilizan a esta cultura en nuestro país es el censo 2022, en el cual se le preguntó por primera vez a la población, si se consideraba descendiente de africanos o de pueblos indígenas, si hablaba y/o entendía la lengua de esa comunidad declarada.
Cuando los resultados del censo se publiquen, se podrá saber cuántos argentinos y argentinas se reconocen como parte de esa raíz étnica, dónde están, en qué condiciones viven, cuál es su nivel de educación, si poseen cobertura de salud y si trabajan, entre otros datos.
En el censo del 2010 se preguntó a los residentes de Argentina si se consideraban afrodescendientes, pero fue de un modo no obligatorio, orientado a determinados barrios de algunos conglomerados urbanos, dejando de lado a un porcentaje de la población sin encuestar. Por lo que casi 150.000 personas –entre nacionales y nacidas en el extranjero– se reconocían afrodescendientes. De los cuales, Entre Ríos se ubicó en el tercer lugar, después de Buenos Aires y CABA.
Pero ¿Qué significa ser afrodescendiente?
La palabra afrodescendiente es una categoría de identidad que no tiene muchos años. Se acuñó en el 2001 en la Conferencia Mundial contra el Racismo en Durban, Sudáfrica. Es una denominación importante porque no solamente identifica a la matriz africana de nuestra ancestralidad, sino que también reconoce políticamente a los descendientes de la trata trasatlántica esclavista de los siglos XVI al XVIII. A pesar de toda esta historia que significó comercio de personas, sangre y saqueo de los imperios al continente africano, la comunidad afrodescendiente solicita desde hace años que sea proclamada la Trata Esclavista como Genocidio de la Humanidad. Y continúan reclamando por sus derechos ciudadanos.
¿Y vos, tenés sangre africana?
Para poder conocer nuestros orígenes, las pruebas de ascendencia son una excelente manera de lograr una conexión con nuestros antepasados. A partir de una muestra de ADN podés descubrir de qué regiones del mundo procedían tus antepasados y también trazar el camino que siguieron hace decenas de miles de años.
Genera, el primer laboratorio de Latinoamérica especializado en genómica personal, realiza pruebas de ADN para que las personas conozcan su ascendencia. Con un simple test, a partir de una muestra de saliva, se puede conocer más sobre los orígenes, ancestros, y hasta encontrar familiares alrededor del mundo.
Habitualmente, las pruebas de ADN se usan para confirmar la paternidad de una persona, no obstante, se puede ir mucho más allá y realizar un Test de Ancestralidad. El mismo ofrece un análisis del camino recorrido por los linajes paterno y materno desde el primer ancestro humano, a través del análisis de ADN mitocondrial y del cromosoma Y.
Por otra parte, el Test de Ancestralidad que ofrece Genera, provee una herramienta de Búsqueda de Parientes, donde se compara el material genético entre las personas que ya han realizado los test e identifica si comparten las mismas secuencias. También, este tipo de análisis informa el origen del ADN y sus resultados se muestran en un mapa que indica las zonas de donde proceden los antepasados de la persona, con sus respectivos porcentajes.
“Para definir la ruta del linaje materno, se realiza un análisis de ADN mitocondrial, un conjunto de haplogrupos que se encuentran en las mitocondrias. Estos haplogrupos son un grupo de alelos (formas alternativas de un gen determinado) que portan las características genéticas heredadas por el padre y la madre. Entonces, incluso si el ADN ha mutado, es posible rastrear el origen y la ruta de su haplogrupo materno durante más de 100.000 años”, explica el Dr. Ricardo di Lazzaro Filho.
Por su parte, la ruta del linaje paterno sólo está disponible para personas con sexo biológico masculino que cuenten con el cromosoma Y, ya que para descubrir esta ruta se realiza un análisis de este cromosoma, un fragmento de ADN que siempre se transmite de padres con sexo biológico masculino a hijos con el mismo sexo biológico. “El cromosoma Y de una persona suele ser idéntico al de su padre, su abuelo paterno, el padre de ese abuelo, etc. Sin embargo, a lo largo de generaciones, el ADN puede mutar, volviéndose ligeramente diferente de los antepasados”, agrega el fundador del laboratorio Genera.
Por redacción