ChatGPT: desde el primer cartero a la inteligencia artificial

ChatGPT: desde el primer cartero a la inteligencia artificial

“¡Cartero!”. Con seguridad, el español, oriundo de Sevilla, Bruno Ramírez, nunca imaginó la repercusión que tendría su trabajo en el futuro, y mucho menos, como las distancias podrían acortarse tan rápido para brindarnos servicios esenciales, información y conocimiento. Así fue que, desde 1771, el gobierno de Buenos Aires nombró oficialmente su cartero número uno. Ese fue Bruno Ramírez, el primer cartero argentino. 

Hasta ese momento la figura del cartero no existía y el servicio de correos en el Río de la Plata y “alrededores” (nada más que desde Perú a Mendoza, o desde Chile a Paraguay) recién empezaba a organizarse.

“Las cartas tienen el poder de engrandecer la vida. Son prueba de motivación y ahondan en el entendimiento. Demuestran cosas, cambian vidas y reordenan la historia. Hubo un tiempo en el que el mundo funcionaba gracias al correo. Las cartas desempeñaban la función de lubricante de la interacción humana y propugnaban la dispersión de ideas. En aquel entonces debía de ser impensable un mundo en el que la correspondencia no se valorase. Un mundo sin cartas sería ciertamente un mundo sin aire que respirar”. (“Postdata. Curiosa historia de la correspondencia”, de Simon Garfield – Taurus 2015).

El tiempo pasará irremediablemente y siempre habrá una nueva mejor oportunidad, como titulaba aquella película: “El cartero llama dos veces” (1946). Así lo que pareció una actitud exclusivamente de los inquietos o los revolucionarios, fue transformándose en un nuevo modo posible de absorber el conocimiento. Los nuevos sistemas cada vez más extendidos pusieron en crisis muchas estructuras, ya que transformaba la arraigada concepción de la educación y el conocimiento (pensado y concentrado excluyentemente en el maestro) como el único ente dotado de todo conocimiento al que el estudiante debía seguir, y si bien el rol del docente y la escuela como guía y tutor siguen ocupando un papel preponderante, la educación a distancia advertía que se iniciaba un masivo camino que nadie imaginaba donde podría concluir”.

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El grito de Tarzán

Así entonces, las cinematográficas señales de humo de los indios sioux que llamaban a la guerra contra “el hombre blanco”; los tambores africanos preparando el terreno porque algo fuera de contexto sucedería; “los ojos y oídos del rey” en el imperio persa; las cartas instructivas en los sumerios y egipcios; la connotación religiosa de los mensajes hebreos; los documentos de emperadores romanos comunicados con el pueblo a través de “relatores”; la difusión amenazante de las leyes del Código de Hamurabi; la obra de Alfonso “el sabio”, Rey de Castilla (1221 – 1284) institucionalizando la Escuela de Traductores de Toledo, conjugando maestros latinos, islámicos y hebreos para traducir y difundir bibliografía científica y literaria de la época; la imprenta de Gutenberg; son solamente algunos ejemplos históricos de la búsqueda y traslado de conocimiento y educación a distancia.

En fin; miles de ejemplos, desde túneles secretos, hoplitas griegos que corrían kilómetros, chasquis incas o palomas mensajeras de la primera guerra mundial. Lo cierto es que la precisión y la velocidad para trasladar la información fue una ventaja cuantitativa y cualitativa para quienes dominarán el sistema. Esa fue indudablemente la diferencia comparativa favorable que marcaría la superioridad histórica entre unos y otros.

Nada más ágil y veloz que aquel Tarzán volando por los aires, de liana en liana, advirtiendo a tribus y animales que habían llegado los depredadores cazadores que arrasarían con todo. Fue una ficción, pero la realidad lo superó abismalmente. 

“Tiempos Modernos”

El primer indicio concreto de educación a distancia fue en 1728, cuando el inglés Calleb Phillips comenzó a anunciar cursos por correspondencia en la Gaceta de Boston, disponiendo de materiales educativos con posibilidad de “Tutorías por Correspondencia”. Otro antecedente fue en 1833 con A. J. Meuller anunciando su curso de “Composición por correspondencia” en el periódico sueco Lunds Weckoblad. Pero será el famosísimo Isaac Pitman en 1840 quien organizó en Inglaterra un intento rudimentario de educación por correspondencia basado en un intercambio postal por tarjetas entre alumnos y profesores, dando origen a las mundialmente conocidas “Academias Pitman”.

“Si estoy del lado de la justicia y la verdad, tengo que estudiar para detective privado. Somos la Primera Escuela de Detective de la Argentina”. Un ejemplo local de 1940 que, aunque parezca “prehistórico”, se anunciaba en las páginas de las revistas Patoruzu y Nippur de Lagash.

Lo que vendrá años después es conocido. Llegó “el internet”, exclamaban los vanguardistas, y en esa autopista a toda velocidad: Windons, PC, tablet, e-mail, @, Facebook, TIC, WhatsApp, Instagram, Twitter, Web 2.0, Web 3.0, DI, MAA, MDM, EVEA, LMS, CMS, App, Moodle, Zoom, Skype, Jitsi meet, y cientos de aplicaciones. En la actualidad más del 60 % de la población mundial está interconectada y el 70 % de los países del mundo cuentan con redes interactivas. 

Éramos muchos y parió la abuela

La Inteligencia Artificial (AI) arrancó en 1943 con la publicación del artículo “A Logical Calculus of Ideas Immanent in Nervous Activity” (“Un cálculo lógico de ideas inmanentes en la actividad nerviosa”) de Warren McCullough y Walter Pitts, que mostraba el primer modelo matemático para la creación de una red neuronal. Mientras que el primer ordenador de red neuronal, “Snarc” o “Spatial – numerical association of response codes (“Asociación espacial-numérica de códigos de respuesta”) nació en 1950 a través de dos estudiantes de Harvard: Marvin Minsky y Dean Edmonds. Ese mismo año, Alan Turing publicó el “Test de Turing”, que todavía se utiliza hoy para valorar las IA. Desde ahí la carrera no parará jamás.

El término “inteligencia artificial” fue utilizado por primera vez en la conferencia “Dartmouth Summer Research Project on Artificial Intelligence” por John McCarthy en 1956 y será en 1959 cuando Arthur Samuel acuñe el término “Machine Learning” (aprendizaje automático) mientras trabajaba en IBM. Por su parte, John McCarthy y Marvin Minsky fundarán el MIT Artificial Intelligence Project. En 1963, John McCarthy también creó el “AI Lab” en la Universidad de Stanford. En 2008, Google hizo grandes avances en el reconocimiento de voz y lanzó esa función en sus aplicaciones para smartphones.

Lo asombroso fue cuando en 2012, el chino Andrew Ng (quien asegura que la IA es la nueva electricidad) alimentó una red neuronal con 10 millones de vídeos de YouTube como serie de datos de entrenamiento y fue gracias al “Deep Learning” (aprendizaje profundo) que esta red neuronal aprendió a reconocer un gato sin que se le enseñara lo que es un gato. “Nunca le dijimos a la máquina durante el entrenamiento ‘esto es un gato’; básicamente se inventó el concepto de gato”. (Andrew Ng).

Todo lo que estás imaginando ahora ya es viejo

Con su capacidad de aprender y evolucionar de forma autónoma, la IA podría superar algún día la inteligencia humana. Entonces podría volverse contra sus creadores. Y si bien la IA ofrece muchas posibilidades favorables para la humanidad, también podría representar una amenaza más peligrosa que la bomba nuclear.

Destacados expertos como Stephen Hawking, Elon Musk o Bill Gates ya emitieron una voz de alarma sobre la inteligencia artificial.

Según ellos, “la IA representa un riesgo inminente e inevitable en los próximos años. Por eso piden a los gobiernos que regulen este campo para que se desarrolle de forma ética y segura”, pero también centenares de expertos solicitaron a Naciones Unidas “que prohíba los ‘robots asesinos’ y otras armas militares autónomas. Incluso una IA aparentemente inofensiva podría manipularse y utilizarse de forma malintencionada. Ya podemos verlo con el incremento de los ‘DeepFakes’: vídeos falsos creados mediante ‘Deep Learning’ para mostrar a una persona en una situación comprometida. La inteligencia artificial seguirá desarrollándose a gran velocidad en los próximos años. La humanidad es quien debe decidir qué dirección tomará su desarrollo”. (Nota de “DataScientest”: “Inteligencia artificial: definición, historia, usos, peligros”. Agosto 2022).

Gentileza de Prof. Gustavo Capone

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