El tratamiento de la inseguridad por parte de los grandes medios de comunicación en Argentina no responde a un criterio objetivo basado en datos duros, sino a una agenda política y económica que beneficia a ciertos sectores y perjudica a otros. A partir de los datos proporcionados por la Secretaría de Seguridad de la Nación, se evidencia una clara manipulación en la selección de las provincias en las que se hace foco cuando se habla de delitos y violencia. Mientras algunas jurisdicciones aparecen recurrentemente en las tapas de los diarios y en los zócalos televisivos, otras, con tasas de delito significativamente mayores, son omitidas de la discusión mediática.
Datos oficiales vs. construcción mediática
Los números oficiales muestran que las provincias con más robos por cada 100.000 habitantes son CABA, Córdoba, Mendoza, San Juan y Neuquén. Sin embargo, la agenda política de los medios de comunicación masivos suele centrar la problemática de la inseguridad en la Provincia de Buenos Aires, gobernada por Axel Kicillof. Esta selección no responde a una preocupación genuina por la seguridad, sino a la necesidad de desgastar políticamente a un gobierno adverso a los intereses de estos medios.
Por el contrario, Mendoza, con una tasa de delitos similar o incluso superior a la de Buenos Aires, no recibe la misma cobertura negativa. Esto se debe a que la provincia está gobernada por Alfredo Cornejo, aliado político del oficialismo nacional y bien visto por los conglomerados mediáticos hegemónicos. Lo mismo ocurre con CABA, el distrito con la tasa más alta de robos, pero cuya inseguridad rara vez es destacada como un problema central.

El aprovechamiento político del gobierno nacional
El gobierno de Javier Milei ha demostrado un manejo impune de la agenda de seguridad, utilizando a los medios afines para construir un discurso selectivo sobre el problema. Mientras que la administración nacional y sus aliados provinciales son protegidos por el silencio de la prensa, las críticas y ataques se concentran en los gobiernos opositores. De esta manera, se instala la percepción de que la inseguridad es un fenómeno exclusivo de determinadas jurisdicciones, cuando los datos demuestran lo contrario.
Kicillof es constantemente atacado por la “ola de inseguridad” en Buenos Aires, a pesar de que la provincia no lidera los rankings de delitos. Mientras tanto, la gestión de seguridad en Mendoza y CABA, con cifras preocupantes, es pasada por alto. Esta estrategia comunicacional busca legitimar políticas de ajuste y represión sin rendir cuentas sobre los verdaderos niveles de delito en todo el país.
Necesidad de un periodismo serio
El periodismo, independientemente de su orientación ideológica, debería basarse en hechos y datos verificables. No se trata de negar la inseguridad en Buenos Aires ni en ningún otro distrito, sino de exigir un tratamiento equitativo y honesto de la problemática. La selección arbitraria de qué provincias aparecen en los titulares y cuáles son invisibilizadas distorsiona la percepción pública y afecta el debate político y social.
Es necesario recuperar un periodismo serio, que informe sin manipulaciones ni sesgos políticos marcados por intereses económicos. Los datos oficiales deben ser la base del análisis, no un obstáculo a sortear cuando no encajan con la narrativa impuesta. En un contexto donde la desinformación y la parcialidad son moneda corriente, el acceso a la verdad es un derecho fundamental para la sociedad y una responsabilidad ineludible del periodismo.
Gentileza de Germán Herrera