A 5 kilómetros y medio del Edificio de la Municipalidad de San Martín, en Alto Salvador, sobre la calle Barrera viven 300 familias. Bebes, niños, adultos mayores: vecinos, como cualquier otro. Muchos trabajan como recicladores en el basural cercano, otros en tareas rurales y otros changuean.
Desde octubre del año pasado, ya cuatro meses para 5, están sin agua potable corriente. Hasta ese entonces, el agua era suministrada por la Unión Vecinal del barrio López, cercano de los vecinos. Lamentablemente, no pudimos hablar con el secretario de obras públicas para conocer el origen del problema: algunos vecinos dicen que se rompió una bomba, otros que se rompió un pozo, otros que la cañería está rota. Lo raro, e indignante, es que las boletas del agua siguen llegando…aunque no tienen el servicio.
El municipio envía camiones con agua, que alcanzan, con suerte, a surtir a la mitad de las 300 familias. El agua, lo pudimos ver, es de, por lo menos, muy dudosa calidad y tiene un olor bastante fuerte a descomposición. Muchos vecinos están con problemas intestinales, han asistido al hospital y, cuando consiguen que los atiendan, les dicen que tienen gastroenteritis y que probablemente “sea por el agua”
Ya han presentado dos notas al municipio, y han pedido que los reciba el intendente, lo que sucedería próximamente y adonde los vamos a acompañar. Y acompañaremos todas las acciones que decidan los vecinos hasta que el PROBLEMA SE SOLUCIONE
La necesidad, casi está de más decirlo, es urgente debido a que enfrentamos extremas temperatura y ya casi no tienen agua.
“Toda persona tiene derecho al acceso al agua potable y segura; este es un derecho humano básico, y una de las cuestiones nodales en el mundo actual. Es necesario otorgar al agua la centralidad que merece en el marco de las políticas públicas. El agua no es una mercancía” dice el Papa Francisco
Por redacción