Hay muchas versiones de la película Tarzán. Cada 4 ó 5 años sale una nueva. He visto muchas y recuerdo una escena de una de ellas: Tarzán, el hombre mono, es traído a la ciudad y no entendía mucho de cómo funcionaban las cosas de la ciudad. El malo de la película se preguntaba, ¿por qué Tarzán se interesa por cómo funcionan las bisagras de una puerta y no por cómo vuela un avión.
Me tocó conocer a una amiga nueva que se llama Jazmin. Ella tiene como 5 años y es bailarina. Tuve la suerte de ver un show que hizo en vivo en una oficina con la música de Youtube kids de fondo. Me puse a analizar minuciosamente la situación y me encontré, como si yo fuera Tarzán, lleno de preguntas. ¿Cómo puede ser que un ser tan chiquito irradie tanta luz? ¿Existe un termómetro que mida la ternura de un niño? ¿Cómo puede haber tanta inocencia dentro de ella? ¿Puede venir en un envase de poco más de 1 metro algo que sea tan bonito? pero me vino una pregunta mucho más difícil de contestar: ¿De dónde vienen los bebés?
Así que fuí a internet a averiguar y vi que el proceso consiste en que los espermatozoides tienen que traspasar la corona radiada del óvulo, después a la zona pelúcida, se tiene que dar una reacción acrosómica entre otros procesos. Cada vez que aprendía más sobre este entendía menos. ¿Cómo puede ser que de la unión de dos personas nazca un ser tan maravilloso? Después me puse a aprender sobre cómo hacían los aviones para volar, pero seguía pensando en ¿Cómo es posible que el ser humano tenga el don de dar vida?
Al día de hoy no termino de entender cómo vienen los bebés al mundo. Quizás haya un nexo entre los bebés y los aviones. Quizás la explicación de cómo crear vida sea simplemente VOLAR.
Quiero dedicar este escrito a Guadulupe, a Lucy, a Jazmin, la bailarina, que tanto me enseñó y a mi futuro sobrino que seguramente me explicará bien sobre estas cosas que no entiendo.
Por Marcelo Giordano